En la actualidad las redes sociales mediadas por Internet, se han transformado en un verdadero campo de batalla para influir en las percepciones; de hecho, se plantea que esto es posible porque precisamente cada vez más personas forman sus opiniones, precisamente, en base a los contenidos a los que acceden por medio de redes como Twitter o Facebook.
El proceso político que se vive en Chile no ha sido la excepción siendo evidente la suerte de guerrilla digital que se ha estado dando, por ejemplo, en Twitter en torno a las demandas sociales, la violencia y, no era de extrañar, las opciones en juego en el plebiscito.
Para el observador de las tendencias en esta red social, son evidentes los esfuerzos que se hacen para posicionar tópicos como tendencias en los denominados «tuitazos», una manifestación de «poderío» en la que no solo se han enfrascado influencers, sino que también personajes y partidos políticos, para demostrar arrastre, capital político y adhesión; de hecho, en un caso en particular este «peso» incluso ha servido para levantar potenciales candidaturas a la presidencia.
Por otro lado, se percibe claramente que el posicionamiento de un tópico o hashtag en Twitter es empleado para demostrar consenso alrededor de un tema; es decir, para dar a entender que son muchas las personas que adhieren a lo que dicho tópico representa, apelando al latamente estudiado efecto psicológico que tiene la opinión de la mayoría, en la formación de la percepción individual.
En términos simples, un tópico se posiciona como tendencia cuándo se hace referencia a él o es replicado muchas veces, en un lapso de tiempo relativamente corto en un lugar determinado; de ese modo una tendencia puede durar pocos minutos o varios días, mientras que su popularidad variará de un lugar a otro. Hay muchas aplicaciones en Internet que muestran la evolución de dichas tendencias tanto en el mundo, como en países e incluso en ciudades.
Ahora bien, el posicionamiento de un tópico como tendencia puede darse de manera natural o artificial. El primer caso se da cuando un tema despierta efectivamente el interés de un número considerable de personas, por lo que es replicado o mencionado reiteradamente en un proceso equivalente al boca a boca de la era digital.
Más artificial es la técnica del «tuitazo», una acción que ocurre cuando varias cuentas se ponen de acuerdo, para que a una hora determinada todas empleen o repliquen un tópico específico, generándose el efecto del aumento explosivo de interés por un tema en poco tiempo.
Otra forma es lograr que un influencer popular; es decir, una cuenta con muchos seguidores, normalmente unos miles, adhiera a un tópico y lo utilice por un tiempo determinado; de hecho, este es un mecanismo muy utilizado por marcas que incluso pagan a los influencers por mencionarlos. La combinación concertada de uno o más influencers en un «tuitazo», prácticamente puede asegurar que un tópico se transforme en tendencia.
Finalmente, el uso de cuentas automatizadas –bots o cyborgs (ver 1)-, permite generar muchas réplicas en poco tiempo y con menos cuentas, lo cual puede ser un recurso interesante para dar una percepción de masividad con menos seguidores.
La efectividad del posicionamiento puede variar entre una técnica y otra, como así también el real alcance que tienen para influir en la actitud de las personas. Por otro lado, también es discutible la legitimidad de tales mecanismos ya que finalmente pretenden dar una sensación de consenso que no es tal.
Se desprende entonces que estas técnicas lo que buscan es generar artificialmente una sensación de consenso y masividad, transformándose en un mecanismo de persuasión para intentar modificar percepciones y actitudes de las personas en torno a un tema.
Si a lo anterior además se agregan intencionalmente contenidos falsos o inexactos, estos mecanismos se estarían utilizando como instrumentos de persuasión manipulativa que, en el caso de la convivencia y el debate político, constituirían técnicas con pretensiones de control social y, por lo tanto, con un fin inaceptable en una sociedad democrática.

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